"En confianza". Foto: Resón Comunicación

 

«Quien no confía lo suficiente no será digno de confianza», Lao Tse.

 

Podríamos decir que la confianza es lo que nos hace levantarnos cada mañana y seguir haciendo planes para el día siguiente. Esa confianza se gana, se pierde, se toma, se construye, se conquista o se deposita, pero es necesaria para poder emprender proyectos, relacionarnos en sociedad, entablar alianzas, afectos… Aunque si es tan importante para la vida, ¿por qué vivimos en una sociedad en la que las personas tendemos a desconfiar a priori las unas de las otras?

El Centro de Investigaciones Sociológicas elabora mensualmente el Indicador de Confianza de los Consumidores porque al capitalismo le preocupa el monstruo que ha creado y se ha vuelto contra él. Pero si la confianza es un factor que predice el «desarrollo» y la «prosperidad» de un país [nótense las comillas, relativizando los términos], ¿qué es lo que ocurre? Tal vez sea que se ha producido un desplazamiento de en quién la depositamos. Vivimos con desconfianza en lo extraño, en lo diferente, en lo marginal, en lo que no se vende porque por algo será, en lo que está fuera de escena, en lo que no podemos clasificar, o clasificamos sin conocerlo para afrontar esa desconfianza que nos provoca, convirtiéndolo en el enemigo…

Sin embargo, depositamos nuestra confianza en el consumo, en lo que el mercado nos ofrece procesado, hermético, controlado, aunque desconfiemos de la persona que nos lo vende.

Pero con Raúl Contreras, cofundador de Nittúa, desde la Economía Social y Solidaria (ESS) decimos que «es tiempo de parar, pensar y resolver. Una sociedad construida desde la confianza no solo sería mucho menos costosa para las personas, aun teniendo que sufrir algún que otro engaño, sino que nos permitiría a todos ser más persona y convivir como iguales en un espacio de construcción personal».

En la última década, entidades financieras, aseguradoras, compañías energéticas y de telefonía han pasado a ser consideradas las principales enemigas de nuestra confianza, debido a la gran cantidad de abusos y estafas que hemos sufrido por su parte. Pero en el Mercado Social le estamos dando la vuelta a esa ecuación y son precisamente ese tipo de entidades las que se han convertido en los principales motores de recuperación de la confianza en «la otra» empresa, y a la larga también en «la otra» persona cercana.

Según la filósofa Adela Cortina, especialista en ética, «la confianza es un recurso moral básico y la ética sirve, entre otras cosas, para promover conductas que generen confianza». Los conceptos ética y economía no son antagónicos, aunque hayan llegado a sonar como algo extraño cuando se enuncian uno tras otro, debido a la desvirtuación que ambos han sufrido.

Y aunque las primeras veces que empezó a escucharse el término banca ética evocaba algo contradictorio, Fiare está consiguiendo que se vuelva a entender la ética como una parte intrínseca e indispensable de las finanzas. Se trata de una banca on line que ofrece créditos y productos de ahorro e inversión «para mirar al futuro de manera consciente y contribuir a financiar la economía social y solidaria». El hecho de que sea una cooperativa permite que las personas socias puedan participar en la toma de decisiones estratégicas y colaborar en la promoción de los ideales del banco y en su desarrollo en el territorio. Según Andrés Esteban, de GIT (Grupo de Iniciativa Territorial) de Fiare Aragón, «la expresión dar crédito significa también creer, y esa es la esencia de nuestra opción económica: creemos en las personas. Y cuando se trata de mover dinero, la confianza cobra aún más importancia, y el hecho de participar en la toma de decisiones nos hace sentirnos protagonistas y confiar en el trabajo colectivo. Que Fiare Banca Ética sea una organización internacional implica que la confianza se experimente y se fortalezca especialmente en los momentos de votar y tomar decisiones conjuntas entre las socias de España e Italia, tras un proceso de debate». Además, Andrés considera que en el seno del Mercado Social «la confianza es esencial para su construcción colectiva y debería reflejarse en la intercooperación entre las entidades. ¿No sería lógico que aprovecháramos más los recursos mutuos para potenciarnos entre nosotras? ¿Por qué no nos fiamos más de nosotras mismas? Desde esa perspectiva, aunque hemos avanzado, queda mucho por hacer. En ello seguiremos: construyendo colectivamente, desde la confianza y lo comunal para la transformación social».

Una entidad aliada de Fiare en ese camino hacia un nuevo modelo de finanzas es Coop57, que «a las empresas de la economía solidaria les permite tener financiación sin pasar por los productos de la banca tradicional», explicaba Macarena Fernández en una anterior entrevista.

De izquierda a derecha, Óscar García (Coop57), Peru Sasía (Fiare Banca Ética), David Sánchez (Seryes), Alfonso Bolado (Arç Cooperativa) y en videoconferencia on line, David Díaz de Quijano de Oikocredit, participando en la mesa de finanzas en Idearia 2017.

Y otro tipo de finanzas serían aquellas en las que invertimos. Confianza en que nuestro dinero no solo va a ser utilizado de forma ética, sino que además va a servir para mejorar las vidas de muchas personas en países en desarrollo es lo que ofrece Oikocredit. Se trata de una cooperativa internacional que proporciona créditos a organizaciones del Sur para el desarrollo de proyectos que ayuden a reducir la pobreza. Estas organizaciones lo redistribuyen en forma de microcréditos, lo cual demuestra también una forma de confianza en esos países, organizaciones, y personas en particular, que revierte en una transformación de lo que hasta ahora han venido siendo las relaciones financieras entre los usualmente llamados «primer» y «tercer» mundo. David Díaz de Quijano, coordinador de Oikocredit Catalunya, considera que «los países en vías de desarrollo no son ajenos a la desconfianza hacia las grandes empresas multinacionales o la gran banca especulativa.

Posiblemente la herencia colonial, el aún elevado analfabetismo en ciertas zonas, y la exclusión financiera en muchos entornos rurales son factores que contribuyen a potenciar esa desconfianza hacia cierto tipo de organizaciones o personas, como los “coyotes” o “usureros”. No obstante, y aunque siempre es peligroso generalizar, se podría decir que en muchos países del Sur existen tradiciones y costumbres de cooperación y ayuda mutua mucho más extendidas que en el mundo occidental, basadas en la confianza personal. En el ámbito financiero podríamos poner los ejemplos de los sistemas de ahorro y crédito comunitario de las tontine en África, o los bancomunales y el cooperativismo en América Latina. En cualquier caso, a pesar de la actual crisis global, las finanzas éticas y los microcréditos continúan creciendo en los países del Sur, con un gran impacto social. Cada vez tejen más red con otras iniciativas de economía solidaria internacionales, las cuales se basan también en la confianza mutua y generan una relación de cooperación internacional de igual a igual, que huye del paternalismo o el asistencialismo propios del siglo pasado».

«Finanzas que ponen la vida en el centro», en Idearia 2017: de izquierda a derecha, Óscar García Jurado (Coop57), Natalia Rodríguez y David Sánchez (Seryes), Geli Sánchez (Fiare Andalucía) y Toyi de Diego (Fiare Castilla y León) y Ana Jiménez (Coop57 Andalucía).

Más terrenos sobre los que se ha sembrado la desconfianza: las aseguradoras. Irónicamente, las empresas a las que recurrimos para nos aporten seguridad en caso de sufrir un accidente o robo se han convertido en entes lejanos de los que desconfiamos.

Pero en CAES entienden el seguro como un instrumento social y reivindican que sean éticos, solidarios y basados en los principios de mutualidad, equidad y transparencia

«El desarrollo de la economía capitalista y la globalización han cambiado de tal manera la realidad social que muchas de las actividades que se idearon para resolver problemas cotidianos han pasado a ser consideradas poco menos que “enemigas del pueblo”, como sucede con la actividad aseguradora. Algo muy similar a lo que hoy llamaríamos mutualismo ya se daba en el Imperio Romano, donde las personas de extracción social baja se agrupaban y ahorraban para garantizar el enterramiento de quienes pertenecían a su cofradía, sin ánimo de lucro, solo para resolver un problema humano de manera solidaria. Instituciones de este calado sobrevivirán transformadas y adaptadas a los tiempos a lo largo de la Edad Media, llegando incluso hasta nuestros días en forma de mutualidades en países como Francia. También en otras latitudes, los camelleros de la ruta de la seda minimizaban el riesgo del robo de sus mercancías distribuyéndolas en diferentes camellos, para  garantizar que un robo parcial no arruinara a un solo comerciante. Y ese mismo sistema se utilizaba en las pequeñas embarcaciones fluviales en China. Este tipo de actividad es el origen del reaseguro moderno: inventos sencillos y solidarios que se han transformado después en maquinarias de acumulación capitalista, pero la técnica es buena y podríamos recuperarla», opina David Sánchez, de la correduría de seguros Seryes y coordinador de CAES. Esta entidad nació en el entorno del cooperativismo madrileño de los años ochenta, de forma paralela a Arç Cooperativa en Barcelona, y ambas han acabado confluyendo. «Las dos destinan sus flujos financieros a entidades de la banca ética en las que participan activamente y que, finalmente, acometen juntas a través de CAES, el seguro ético y solidario. En el caso de Seryes, con origen cooperativo pero que pasó a ser sociedad mercantil obligado por una norma de ámbito estatal para poder trabajar a nivel nacional, la estrategia que siempre se ha mantenido para evitar acabar transformándose en una entidad puramente capitalista, como les ha sucedido a otras entidades que surgieron con ideales mutualistas, consiste en profundizar en esas políticas de transparencia y solidaridad. Sin olvidarnos de la eficacia y el crecimiento que nos acerque a una meta, aún muy lejana, utópica incluso, en la que nos podemos convertir en entidades aseguradoras de la economía social».

Las otras entidades que ha sido protagonistas de abusos, de forma tan acuciante que han dado lugar a la llamada pobreza energética, son las empresas comercializadoras y distribuidoras de electricidad. SomEnergia se presenta como la alternativa ética que permite escapar a ese juego del despiste al que el Estado y las grandes compañías eléctricas nos tienen acostumbradas, con el añadido de que la energía eléctrica que ofrecen está generada a partir de fuentes renovables y es financiada con aportaciones económicas voluntarias de las personas socias.

Óscar Puyal y Ángel Martín, de SomEnergia, en la pasada feria del Mercado Social de Aragón. (Foto: Oshito)

Para Ángel Martín, de SomEnergia Aragón, «el sistema eléctrico en el estado español ha sido absolutamente opaco hasta hace muy poco. Las empresas que dominan el mercado dominan también el BOE, además cuentan con el apoyo de la publicidad y los medios de comunicación. SomEnergia nace con el objetivo de cambiar el sistema, no solo reivindicando, sino actuando con una comercializadora y con plantas de producción. 

Desde el primer momento, facilitamos la gestión con una propuesta comprensible, con un solo precio por tarifa para el término de energía. Este precio se decide en la Asamblea General, a partir de los datos y la propuesta que plantea el equipo técnico. No hay nada más en la factura que los peajes y nuestro precio. Todo esto está a disposición de las personas socias que quieran conocerlo y se discute y valora en nuestra red social. Creemos que la confianza que tenemos en “nuestra” comercializadora se basa en la simplicidad, la transparencia y la participación».

Siguiendo este mismo modelo surgió Eticom-SomConnexió, una cooperativa que ofrece servicios de telefonía e Internet y cuyo objetivo es que las personas usuarias diseñen y decidan su contrato, con el fin de avanzar hacia una soberanía de infraestructura y servicios de telecomunicaciones. Además, Eticom también aspira a reducir los altos impactos ambientales y sociales generados por el sector de las telecomunicaciones.

Todas estas entidades están reunidas en la plataforma Me Cambio, un instrumento con propuestas y herramientas para iniciar la transición hacia un nuevo modelo de consumo más sostenible, ético, saludable y respetuoso con el medio ambiente. Además también presenta alternativas en cultura y comunicación, salud, vivienda, alimentación, objetos y acompañamiento, para realizar un cambio que nos permita que nuestro pensamiento sea coherente con nuestras acciones. Un cambio que facilita que la ética que le pedimos a la economía la apliquemos también en nuestro entorno más cercano, en las personas con las que convivimos, en las que depositamos nuestros afectos, para cuidar así la vida.

Como dice José Luis Sampedro en Economía eres tú, editado por Ediciones Lentas, de la cooperativa Econoplastas, «¿por qué no imaginar que la nueva cultura del siglo XXI se funde sobre la solidarida? […] Solidaridad –más bien soldadura– entre nuestra vida exterior y la interior».

 

María Arobes, para Resón Comunicación

Andrés Esteban, responsable de comunicación del GIT Aragón de Fiare.

Fiare Banca Ética es un banco cooperativo de referencia en Europa con más de 40.000 personas socias entre Italia y España, organizadas en cinco áreas geográficas, que se organizan a nivel local para trabajar la actividad cultural, la interacción con la estructura operativa, la evaluación ético social de las solicitudes de financiación y la identificación de las necesidades del territorio en relación a servicios bancarios. Puedes contactar con el GIT de Aragón a través del correo electrónico: git.aragon@fiarebancaetica.org

David Díaz de Quijano, coordinador de Oikocredit Catalunya.

Oikocredit Catalunya es una de las 30 asociaciones de apoyo, repartidas en 13 países de todo el mundo, con las que cuenta la Sociedad Cooperativa Oikocredit Internacional. Nace para fomentar la inversión responsable en el ámbito geográfico del nordeste de España y generar así oportunidades en países en vías de desarrollo a través de las finanzas éticas. Además, realiza actividades de sensibilización sobre inversión socialmente responsable y de difusión de la banca ética y las microfinanzas. Puedes contactar a través del teléfono 93 441 63 06 o el correo electrónico catalunya@oikocredit.org

Natalia y David, de la correduría de seguros Seryes.

Seryes es la correduría de seguros de CAES seguros éticos, ubicada en la calle Valverde, 13, 5º, 28004 Madrid. Su experiencia e imparcialidad en la gestión de programas de seguros les permite ofrecer servicios de consultoría especializada. Estudian y analizan la combinación más adecuada entre la gestión de riesgos transferidos al mercado asegurador, buscando garantizar las mejores garantías posibles al mejor coste. Puedes contactar en el teléfono 91 523 03 54, y en seryes@seryes.com

Ángel Martín, de Som Energia Aragón.

Som Energia es una cooperativa de consumo de energía verde sin ánimo de lucro. Sus principales actividades son la comercialización y producción de energía de origen renovable, pero también la inversión en este tipo de energía. Puedes contactar con el grupo de Aragón el correo electrónico zaragoza@somenergia.coop o los martes de 17.00 a 19.00 h en La Ciclería.