Son tan sólo diez las multinacionales que controlan en el mundo todo lo que comemos y bebemos. Coca-Cola, Pepsico, Unilever, Danone, Mars, Kellogg’s, General Mills, Nestlé, Mondelez, Associated British Foods son las empresas dueñas de casi la totalidad de las marcas que encontramos en cualquier supermercado convencional.
En los últimos años, ha saltado la alarma ante la peligrosa posibilidad de que las seis empresas encargadas de los suministros agrícolas en todo el mundo (Monsanto, Syngenta, DuPont, Dow, Bayer y Basf), pasen a ser tan solo tres, controlando el 60% de las semillas del mundo, el 70% de los pesticidas y productos químicos para el cultivo alimentos y casi todas las patentes de los transgénicos. Con la complacencia de las instituciones europeas, esta concentración de poder en pocas manos se está convirtiendo en una realidad: en marzo de 2017 se aprobaba en la Comisión Europea la fusión de Dow y Dupont, que finalmente se ha consolidado en febrero de 2018 con el lanzamiento de la marca global de semillas Brevant. Para este año, se espera otra gran fusión: la de Bayer y Monsanto, que dará lugar a la empresa de semillas y agroquímicos más grande del mundo.
Los peligros de que estos grandes gigantes controlen la alimentación de todo el planeta son varios, Ecologistas en Acción denunciaba en este artículo como la apuesta de estas multinacionales consiste en “un modelo fuertemente petrodependiente, concentrador de la propiedad y basado en el cultivo de grandes extensiones dedicadas a la especulación en mercados internacionales”, un modelo dañino para el cambio climático y la justicia ambiental y social.
Ante esta situación, organizaciones como el Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional (CERAI), defienden el “derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sostenibles de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población”, un concepto que se define bajo el nombre de soberanía alimentaria. El concepto de soberanía alimentaria tomó peso a partir de 1996 gracias a Vía Campesina, con motivo de la Cumbre Mundial de la Alimentación de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma. En base a valores de sostenibilidad medioambiental, social y económica, se da prioridad a las economías locales, se promueve el comercio transparente, se garantizan los ingresos dignos para todos los pueblos, y los derechos de las personas consumidoras para controlar su propia alimentación y nutrición.
En esta línea, nacen experiencias como la cooperativa ecológica de consumidores Som Alimentació en Valencia, que busca “recuperar la alimentación para las personas haciendo más sostenible, sana y responsable la producción y el consumo de alimentos”. Para concienciar sobre la necesidad de empoderarnos en materia de alimentación, CERAI lleva a cabo proyectos como “Mincha d’ aquí”, que analiza iniciativas alimentarias de producción y transformación que hay en el Pirineo y Somontano aragonés. Además, desde esta organización trabajan junto a otros colectivos en “Aragón hacia la soberanía alimentaria”, red que cada año organiza en abril la Semana Internacional de la Lucha Campesina.
La unión entre una alimentación sana para los seres humanos y un impacto sostenible y positivo para el entorno se conjuga en RietVell, una iniciativa surgida en el Delta del Ebro para estudiar la viabilidad del cultivo ecológico de arroz y sus efectos positivos en el entorno. Su filosofía consiste en “promover cultivos en zonas donde estos forman parte del ecosistema”, ofrecen a las consumidoras productos de cultivo ecológico en zonas de interés medioambiental, en las que el cultivo se alía con el entorno para ayudar a la conservación de hábitats valiosos como los humedales y estepas. De este modo, a través del cultivo de arroz en el Delta del Ebro o de trigo en zona esteparia contribuyen a garantizar resguardo y alimentación a muchas especies, al mismo tiempo que se apoya el desarrollo socioeconómico de áreas rurales con cultivos tradicionales.
En Rafales, en la Comarca del Matarraña, encontramos a Naturalmente Bio. En esta zona, rica en la producción de aceite de oliva, almendras y vino, esta empresa de conservas se ha aliado con el entorno para demostrar que “el medio rural ofrece alternativas para la creación de negocios”, una oportunidad que sirve para devolver la vida a zonas en proceso de despoblación. A través de propuestas innovadoras, se generan espacios de economía social, que en el caso de Naturalmente Bio se da “con la compra de materias primas a productoras de cercanía, así como con el desarrollo de iniciativas de promoción del territorio para el turismo rural, a través de la elaboración de transformados vegetales con marcas del sector de casas rurales y hoteleros que sean distribuidos en los mismos”.
Además, buscan que en el plazo de tres años sus productos sean de kilómetro cero en la medida de lo posible, para reducir aún más la huella de carbono de su labor. Optan por la diversificación como una estrategia de sostenibilidad, “de esta manera estructuramos nuestra producción en productos cuyas materias primas podemos abastecernos durante todo el año, con los cuales elaboramos las conserva de legumbres, la crema de algarroba y la mermelada de limón y productos que elaboramos con materias primas de temporada”.
Tan importante como el origen de los alimentos es su formato de venta. Conscientes de ello, en la iniciativa Sin Huella han apostado por la venta a granel. La idea de este método es promover el consumo responsable, facilitando que la clientela compre únicamente lo que necesita para evitar el desperdicio de alimentos, y, sobre todo, evitar la generación de plásticos. Desde esta tienda pretenden que su filosofía “sea ecológica en todos los sentidos” y para luchar por la reducción de los plásticos y lograr un mundo más sostenible, hacen un 5% de descuento en el producto a quien lleva a la tienda sus propios envases.
La variedad de personas que acude a este establecimiento hace creer que cada vez estamos más concienciadas sobre la necesidad de transformar nuestra alimentación. De 2011 a 2015 el consumo de productos ecológicos en España aumentó en un 56%1, un dato que apoya la idea de una sociedad cada vez más consciente de la necesidad de otro modelo alimentario, y que abre una ventana de oportunidades para aquellos que defienden un sistema más justo y sostenible.
“Hay una avance, sobre todo la gente está más concienciada con lo local. Consumir de aquí, apoyar al vecino de al lado, son ideas que tienen una gran aceptación” afirman desde CERAI. En RietVell coinciden en que el número de consumidores que valora la proximidad, la salud y el impacto de los productos en su entorno es mayor, “va creciendo el nivel de demanda de producción ecológica, y también crece la oferta, abriéndose incluso una línea low cost y entrando al sector los grandes supermercados”, una realidad que plantea la problemática de discernir qué productos se están produciendo realmente en condiciones sostenibles. “El reto es hacer llegar la información a la gente y favorecer el acceso a los alimentos, dar herramientas, y, a nivel de agricultores, favorecer que se agrupen y cooperen para organizarse y apoyarse entre ellos” añaden desde CERAI.
Experiencias como las de RietVell, Sin Huella o Naturalmente Bio son cada vez más frecuentes en todo el mundo, contribuyendo con su trabajo a concienciar sobre la necesidad de otro modelo alimentario. Mientras la fusión de las grandes multinacionales agroalimentarias está en marcha, pequeñas iniciativas se organizan para resistir y demostrar que otra alimentación, más justa y sostenible, es tan posible como necesaria. En manos del resto de la sociedad queda decidir por qué modelo de producción, consumo y vida queremos apostar.
RietVell
De la mano de SEO/BirdLife nació en 2001 la compañía Riet Vell para promover la producción y comercialización de cultivos ecológicos favorables para las aves.
El objetivo de la empresa es promover una agricultura respetuosa con el medio ambiente en áreas de interés natural, donde la agricultura es crucial para la conservación de algunas especies de fauna y flora amenazadas.
Riet Vell tiene como objetivo que a través del consumo de sus productos, arroz, pasta y legumbre, se contribuya a conservar especies y ecosistemas únicos en Europa.
Sin Huella
Sin Huella es una tienda de productos ecológicos a granel en Zaragoza comprometida con el consumo responsable.
Bajo el lema “por qué reciclar si podemos no generar”, han trabajado por crear una tienda en la que la generación de residuos sea mínima, a la vez que promueven que desde los hogares se consuma únicamente lo que se necesite.
Ofrecen más de 1000 productos ecológicos, 100% naturales, entre los que se encuentran legumbres, arroces, especias, aceites, semillas, algas o bebidas.
Naturalmente Bio
Naturalmente Bio es una cooperativa de trabajo asociado dedicada a elaborar conservas vegetales de forma artesanal. Procesan vegetales durante todo el año y ofrecen productos variados como cremas, mermeladas y conservas.
Sus elaboraciones están hechas con ingredientes de calidad procedentes de la agricultura ecológica, principalmente productos de temporada y en su mayoría con productores de proximidad, que ofrecen una mejora en las propiedades nutricionales, e integran en su proceso productivo formas tradicionales de elaboración de conservas caseras, así como algunas de las últimas tendencias en alimentación gourmet.